Podemos tiene un discurso de emergencia para una situación de emergencia. No se necesita más, es lo que está demandando buena parte de la población. Seguramente a mediados de los 2000 no se hubieran comido un colín con sus propuestas. Su gran virtud es haber logrado organizarse cuando todo el mundo se queja, pero en la barra del bar. Y hacerlo con un discurso coherente. Es relativamente fácil montar formalmente una candidatura, estas elecciones lo hicieron 39 listas. Pero si no tienes efectos especiales para atraer a la audiencia, tu única baza es el guión. Y se necesita un buen guión creíble para un electorado cansado de palabras.
Además han sabido usar el “marketing de guerrilla”. Saber organizarse no se aprende en un par de meses, y la experiencia acumulada del 15M permite abrirse paso entre los grandes partidos sin tarjeta de visita. Las movilizaciones no caen en saco roto, su fruto es la credibilidad. Y Podemos son herederos de la legitimidad que dan las mareas, los antidesahucios, los escraches, … la gente que ha dado la cara en la calle a lo peor de la crisis.
Tras décadas de informativos con noticias del PP y del PSOE, muchos medios quieren atribuir el éxito de Podemos a la participación de Pablo Iglesias en las tertulias políticas. Siguen sin querer admitir lo que dice el propio Juncker “el clima político ha cambiado, y quien no lo vea es que está ciego”. Algo parecido les pasa a los líderes del bipartidismo. “¿A quién van a presentar? ¿A Pablo Iglesias», comenta con cierta sorna un concejal socialista respecto a las próximas elecciones autonómicas y locales (hoy en El Mundo) Pues imaginaros que presentan a Ada Colau y lo petan. Podemos acaba de despegar.
Nota (actualizado): Yo tampoco imaginaba que Podemos iba a sacar 5 diputados (por las suspicacias).